Cafayate, mi primer amor
En febrero del 2012, llegábamos por primera vez a Cafayate como mochileros. Nuestro primer viaje al Norte argentino lo hicimos por separado y en fechas distintas, yo con una amiga y Andrés con dos amigos.
Felices y contentas con Carlita, antes de tomarnos el avión hacia Salta en nuestro primer gran viaje al Norte
Matías, Rodolfo y Andrés por la Quebrada de las Conchas
Mi parada fue en un hostel sobre la Ruta 40. Cuando llegamos, dejamos las mochilas en la habitación y nos fuimos a recorrer el pueblo. Acostumbrada a los sonidos de la ciudad, lo primero que me llamó la atención es que por las calles no pasaban colectivos. En lugar de motores solo escuchaba el sonido de los pájaros y por momentos, el silencio de la montaña. Y eso fue lo que nunca me pude olvidar, las montañas que rodean el valle.
Desde que visité Cafayate tengo una postal grabada en la cabeza que hace que quiera volver una y otra vez: una calle larga con casitas coloniales a los costados, una montaña bien alta al fondo y un cielo que habla. Nos sentamos en la plaza debajo de un árbol y me quedé mirando por horas ese paisaje.
Al volver al hostel conocimos a Emilia, la recepcionista. Ella le había dado hacía muy poco un “volantazo” a su vida. Trabajaba en Rosario, tenía un puesto importante en una empresa con personas a cargo, pero no era feliz. Vivía según los horarios de otros, corría de un lado a otro y sentía que su vida se le iba de las manos. Después de replantearse qué era lo que realmente quería, dejó su trabajo y se fue de viaje. Llegó a Cafayate, se enamoró de este rincón salteño y ahí se quedó, para empezar de nuevo pero a otro ritmo: el suyo.
Me acuerdo de que con mi amiga hablábamos de la historia de Emilia y nos veíamos reflejadas en ella. Viajar por el Norte nos había conectado con nuestro lado más humano, ese lugar donde hay más preguntas que respuestas y la libertad nos hace cosquillas en la panza.
Después de tres días en Cafayate, me di cuenta de que quería volver. No sabía con certeza cuándo, pero la vuelta ya estaba en los planes. Tenía muchas ganas de estar ahí con Andrés donde por primera vez los sueños empezaron a volar como mariposas en mi cabeza.
En agosto de 2013 volví a mi primer amor como nunca antes pensé que iba a volver. Llegué llena de nervios, algo despeinada y en bicicleta. Estaba ansiosa por ver los rincones donde estuve, quería entrar a ese hostel que estaba en el medio de la ruta que recorrí y donde conocí a Emilia. Busqué en la plaza el mismo árbol donde aquella vez me senté y se lo mostré a Andrés. Volví a ver esa postal a la que le había prometido que nos íbamos a reencontrar. Caminé por las calles donde me reí, donde pensé, donde me reinventé. Con una sonrisa y lágrimas en los ojos, volví.
Esta vez no íbamos a parar en ningún hostel sino en la casa de Emilia. ¡Qué alegría volver a verla! Tenía tantas ganas de contarle todo lo que me había pasado después de conocerla. Sabía que ella me iba a entender porque ahora hablábamos el mismo idioma.
Emi no pudo evitar subirse a nuestras bicis
En ese viaje del 2012 recorrí la Quebrada de las Conchas tres veces. ¿Tres? Sí. Una para ir de Salta capital a Cafayate, otra con una excursión y una tercera vez para salir hacia Cachi. Cuando fuimos en combi las paradas obligadas estaban claras: la Garganta del Diablo, el Anfiteatro y la Yesera como las más importantes. Pero en esta oportunidad, queríamos que el camino sea el protagonista e ir a nuestro propio ritmo.
Como si nunca hubiese hecho este camino, hacerlo en bicicleta fue diferente. Me di cuenta que a pesar de haberlo recorrido tantas veces no me acordaba ni de las curvas, ni del color de las montañas, ni del sonido del río a la par del camino.
La Quebrada de las Conchas está a 50 kilómetros de Cafayate sobre la Ruta Nacional 68
Fuimos en micro hasta la Garganta del Diablo y desde ahí empezamos a bajar hacia Cafayate por toda la Quebrada
A menos de 1 kilómetro de la Garganta está el Anfiteatro. Una formación rocosa natural con una acústica increíble
Andrés jugando como un niño con la ruta y la cámara
En el cerro Tres Cruces
Antes de irnos me quedé charlando con una señora que me dijo: “¿Vos sabés que Cafayate es mágico? Muchas personas vienen y no sé qué les pasa pero se terminan quedando. Esa montaña que ves ahí, ¿viste cómo te atrapa? Me parece que despierta sueños. ¡A mí me paso!”. “Sí señora”, le respondo, “la entiendo muy bien. A mí también”.
Raúl O Leoni
Muy lindo blog. También soy ciclista, hago cicloturismo pero en viajes más cortos y/o encuentros con amigos donde hacemos algo menos de 100 kms. Los felicito y si tuviese varios años menos seguramente me animaría a viajar como Uds. Saludos y sigan alimentándonos con relatos y fotos a los que nos gusta la bici.
victor
hola! jimena, soy victor CABA no conozco el norte, pero tengo la suerte de ya haber sacado el pasaje para ir este 30 de Mayo 2015, pr 15 dias, llegando a Salta y parando ahi unos dias, hta salir rumo a cafayate en MI BICI, nunca hice algo asi, me gustaria saber si tenes lugares para parar y cada cuantos km hay, para armar el itinerario… yo tnia planeado hacerlo en 6 dias, 50km por dia, (aprox) pero mi consulta puntual es saber que lugares hay campings o hostels, me esta costando encontrar esa data por ninternet, muchas gracias y disculpa la molestia!!!!!
Jime Sánchez
Hola Víctor! Disculpá la demora en la respuesta, arrancamos nuestra nueva travesía y recién lo leo. Tenemos una guía que te puede llegar a servir y que incluye parajes e info útil: https://lavidadeviaje.com/guia-para-viajar-desde-cafayate-a-salta-capital-por-la-quebrada-de-las-flechas/ Cualquier cosa escribinos 🙂
Un beso grande!
FITO
EXCELENTE LAS FOTOS Y EL RELATO , FELICITACIONES Y DISFRUTEN MUCHO SU VIAJE, LOS SENTIDOS A FLOR DE PIEL TODO EL TIEMPO, ME EMOCIONA Y ME HACE VIVENCIAR SUS DIARIOS DE VIAJE UN ABRAZO
Jime Sánchez
Muchas gracias Fito! Otro abrazo para vos.
coty
me emociona leerte jime, me alegro muchisimo de todo lo que estas viviendo!
La Vida de Viaje
Gracias Coty! 🙂
marita y miguel
Lindisimo relato de tu paso por Cafayate. A seguir disfrutando este trecho que les falta a la Quiaca. Besitosssss