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La Vida de Viaje - Carretera Austral

Crónica de un cruce hacia la Carretera Austral

En el cartel de madera se leé: “Lago del Desierto 37 kilómetros”. Miro el camino, me ajusto el casco, piso el ripio con fuerza, tomo envión con el pedal y empiezo a pedalear. Esta ruta que conecta a El Chaltén con el lago del Desierto la recorrimos en el 2013 cuando el ripio era sinónimo de cascotes de piedra y serruchitos que nos hacían rebotar en el asiento. Aquella vez perdí el único pólar que tenía como abrigo (lo tenía atado sobre la bici con unos zunchos) y me puse a llorar. Quedó huérfano en alguna curva, banquina o vaya uno a saber dónde. A pesar de ser una ruta familiar, casi que no me acuerdo de sus paisajes. Salvo por alguna que otra foto que Andrés sacó aquella vez, no encuentro rastros de la ruta en mi memoria. Mi GPS mental a veces no funciona como me gustaría.

A nuestra derecha el río de las Vueltas, a la izquierda ondulaciones verdes y de frente un horizonte que se incrusta entre montañas con glaciares colgantes en sus picos. Pasamos de largo el Chorrillo del Salto (una cascada a la que se accede por uno de los senderos de El Chaltén), llegan las primeras subidas y el ripio de aquella primera vez parece que ya no es lo que era: ahora es ripio en serio, granulado y chiquito. Dejamos de prestarle atención al suelo y nos quedamos clavados en la mismísima punta del monte Fitz Roy. Siempre me quedo corta de palabras cuando lo quiero describir, pienso que estoy tratando de meter a un gigante en un frasquito donde las letras no hacen más que ocupar espacio. Lo mismo nos pasa con las fotos: por más que el dicho pregone que “una imagen vale más que mil palabras”, no se puede reflejar su fuerza en unos pocos píxeles.

La Vida de Viaje - Carretera Austral

Doblamos en una curva y encaramos el primer llano del camino. Los kilómetros poéticos quedan atrás cuando el viento nos frena de un soplazo. Pedaleo con fuerza y me canso. Me cansa el viento. Pasa un auto por al lado mío y el conductor me alienta desde adentro. Gracias, todo es más fácil con un motor. Paro para tomar agua y lo digo en voz alta: “con la Carretera Austral me despido de la Patagonia en bicicleta”. Se lo cuento a Andrés y se me ríe en la cara. Seguimos. Cruzamos arroyos, el bosque se abre y se cierra, caminamos hasta una cascada, nos cruzamos con cicloviajeros de Alemania, Portugal y España, nos damos vuelta para ver al Fitz Roy otra vez, frenamos para sacar una foto, comemos frutos secos y llegamos al puerto.

El barco sale a las cuatro y media y recién son las tres. Tomamos unos mates, intentamos charlar con un cicloviajero japonés y al rato llegan Javi y Sol de Nación Salvaje. Al fin logramos coincidir en un punto del mapa. Ellos están haciendo los 43 cruces de los Andes y esta vez nos toca compartir el paso Portezuelo de la Divisoria juntos.

Cargamos las bicis en el barco y nos despedimos de la tierra por un rato. Desde la popa, el Fitz Roy y el séquito de macizos que lo acompañan se ven relucientes, agrietados, perfectos. Los glaciares miniatura que veíamos desde la ruta ahora son pedazos de hielos gigantes y descubrimos pequeñas cascadas que nacen y mueren en el agua. El paisaje es fraccionado por nuestros ojos que nunca van a poder ver a la naturaleza en formato 360. Miran, pestañean y cambian de escena uniendo en la cabeza cada pieza de este rompecabezas.

Arribamos al puerto y vemos que al lado del puesto de migraciones hay una zona de acampe libre. El gendarme nos aconseja que siendo las seis de la tarde mejor acampemos y hagamos el cruce mañana. Preguntamos por el estado del camino y una pareja de argentinos que acaba de terminarlo no logra ponerse de acuerdo. Presenciamos el clásico ping-pong entre la perspectiva femenina y la masculina: que la primera parte es la más difícil, que no, que después de la mitad se pone peor, que tan cargados no lo vamos a poder hacer, que sí, que mejor les saquemos las alforjas, que así estamos bien, etc, etc, etc. Decidimos quedarnos con la frase del remate final: “piensen que va de peor a mejor”. Menos mal, gracias.

En el lugar de acampe hay dos caballos sueltos y un potrero con una soga atada al cuello arrastrando un neumático. Una familia de cauquenes está cenando sobre la costa del lago con el cauquén padre al frente. La tierra está húmeda y entre los árboles ya se ven varias carpitas y bicis esperando que suene la alarma de las siete y media para que Gendarmería Nacional selle los papeles de migraciones. Con Javi y Sol nos adueñamos de dos parcelitas, cocinamos fideos con verduras y mientras todos duermen, nosotros nos quedamos mirando uno de los mejores perfiles del Fitz Roy. Montañas, glaciares, bosque, lago y esos vertiginosos picos que miran alto. Así arranca el viaje.

La Vida de Viaje - Carretera Austral

7:30. El día empieza con un primer objetivo: poner todo lo que está en las alforjas adentro de las mochilas y las alforjas vacías adentro del petate. Ese bolso va a ser el único que vamos a llevar sobre la bici, el resto lo vamos a cargar en nuestras espaldas. Dicen que el camino es bien angosto y no queremos que se rompa nada.

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8:30. Desayunamos al lado del puesto de Gendarmería. Javi y Sol siguen armando su equipo mientras el gendarme Rojas nos firma los papeles y nos muestra fotos del lago en pleno invierno que sacó con su celular. Detrás de este gendarme hay un fotógrafo en potencia.

10:00. Javi y Sol ya tienen los papeles firmados, pero se cuelgan hablando con Rojas. Le preguntamos al ciclista japonés si nos está esperando y nos dice que sí. Aprovechamos el tiempo para ajustar los zunchos.

10:30. Javi y Sol ya están listos. Doblamos en la primera curva y se cae el petate de la bici de Andrés. Ajustamos todo de vuelta, cruzamos un puente, me tropiezo con una piedra y se me cae la bicicleta al piso. Este cruce empezó bárbaro.

10:40. El ciclista japonés y los dos holandeses que estaban atrás nuestro siguieron de largo y ya los perdimos de vista. El camino empieza a achicarse, las nubes anuncian lluvia y la pendiente es tan pronunciada y abrupta que no puedo arrastrar la bici, no hay forma. Javi me dice que es más maña que fuerza, pero juro que no puedo. Después de seis meses de no haber hecho nada de ejercicio físico, esto me deja sin aire. Andrés arrastra su bici primero, la deja a un costado y baja otra vez para arrastrar la mía. De ahora en adelante lo llamamos “The Porter”. Le grito a Sol que honre al género femenino porque yo no puedo.

11:00. Llegamos a un mirador desde donde tenemos una vista panorámica del lago del Desierto. Las nubes tapan al Fitz Roy. Empieza a llover.

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12:00. Estamos en el medio del bosque. Y estar en el medio del bosque entre personas que están haciendo dos documentales implica que todo es mucho más lento que lo normal. Javi estaciona su bici en un árbol, agarra la cámara y desaparece. Sol aprovecha para hacerle unas tomas a la bici. Andrés me dice que siga para sacarme una foto. Le grito que venga porque me gustó el encuadre para filmar. Este cruce va a ser el más lento de la historia.

13:00. Ya cruzamos un puente de troncos, un “dique” natural, y según las indicaciones de Rojas, después del tercer puente hay que doblar a la derecha. Javi está seguro que dijo a la izquierda y nos pone en duda a todos.

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13:30. Llegamos al cruce-encrucijada. Si seguimos por la izquierda el camino se angosta más que antes, si tomamos el de la derecha nos embarramos hasta las rodillas. Nuestra intuición dice que es por la derecha.

14:00. Me doy cuenta que Sol viene atrás mío porque su bici hace el mismo sonido que la bocina de un bondi. Es que las bicis están tan pero tan pero tan embarradas que son cuatro sonajeros. Frenamos para descansar un poco y me pongo en modo ausente: tengo hambre y mis piernas no dan más. Los chicos charlan mientras picoteo unos frutos secos. “¿Falta mucho para llegar al hito?”. Javi me responde: “estamos a mitad de camino”. Agarra su GPS, hace una pausa y nos dice: “muchachos, creo que estamos en el camino equivocado”. Listo, este es el peor cruce del mundo. El GPS marca que el sendero correcto es el de enfrente, o sea el que decidimos no tomar. Los cuatro nos ponemos a analizar la pantalla mientras sacamos conclusiones sin sentido: que el otro camino era muy angosto, que seguro se equivocaron al cargarlo, que el trackeo debe estar mal, que hay huellas de bicis, que quizás todas esas huellas también se equivocaron, que no puede ser, que más vale avanzar porque retroceder jamás.

14:50. Seguimos subiendo y dónde #%&@#! está el hito. Este es el camino del nunca acabar.

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15:00. Llegamos a una estructura de metal oxidada. En un costado y con letras blancas se leé: “República Argentina”. Ok, claramente este no es el hito.

15:37. Nos enterramos en el barro, subimos una cuesta más y entre ramas y halos de gloria llegamos al bendito y esperado hito. Nos sumamos al ritual de los chicos cada vez que llegan al punto más alto de un cruce: bailar muy bizarramente frente a la cámara. Nos sentimos en un viaje de egresados.

16:00. Ponemos todo el equipo en las alforjas para pedalear los 15 kilómetros que nos quedan hasta llegar a Candelario Mancilla. Comemos pan con tomate y queso, el almuerzo del día.

16:10. La charla con Sol se interrumpe cuando vemos que las bicis de los chicos están apoyadas en la banquina y Andrés en el suelo con una llave allen en la mano. Parece que durante el cruce, la palanca golpeó contra una piedra y chau palanca. Intenta pedalear unos metros, pero el pedal se sale. Sol propone caminar los 15 kilómetros hasta Candelario Mancilla y me quiero teletransportar a Marte.

16:45. A Andrés se le ocurre la maravillosa idea de improvisar un remolcador con las sogas de la hamaca paraguaya que lleva en su alforja (?). Me mira y me dice: “vos vas en mi bici, yo en la tuya y te remolco”. Javi interpreta mi cara y propone ser él el remolcado.

17:50. Andrés está chocho con su remolque y lo revolea a Javi para todos lados. No frena en las bajadas.

19:01. Faltan pocos kilómetros y ya se empieza a asomar el lago O’Higgins. Es turquesa y gigante. Arranca la bajada hasta Candelario Mancilla.

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19:20. Llegamos hasta el puesto de Carabineros y el oficial que nos recibe habla igual que Hola Soy Germán. Andrés me mira y en voz baja me susurra: “No es igual a….” y me tengo que ir de la conversación para reírme de espaldas.

20:02. Para llegar al único camping de Candelario Mancilla hay que subir una pendiente. Reafirmo que este es el cruce del nunca acabar.

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20:28. Elongamos, armamos la carpa, cenamos fideos, charlamos un rato y nos acostamos. Mañana pronostican viento y el barco que hace el cruce hacia Villa O’Higgins no va a salir. Andrés y Javi hablan de salir a pescar. Sol y yo solo pensamos en dormir. Basta para mí, basta para todos.

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PD fotográfica: salir a pescar no fue solo un decir ni otra historia (incomprobable) de pescadores. Acá está la prueba


De este viaje nació una película: “1247: La Carretera Austral”.
Para verla hacé click acá.

Somos Jime Sánchez y Andrés Calla, amantes de la aventura y la vida al aire libre. En este refugio digital compartimos nuestro estilo de vida, relatos, fotos, info útil, consejos y muchísima inspiración.

Comments

  • Jonatan
    2 octubre, 2019

    Hola amigos viajeros, como están? Antes que nada decirles que la pagina esta muy bien realizada y en estos días sin falta voy a mirar la peli: “1247:La Carretera Austral”.
    Quería consultarles que camino me recomiendan para ir desde Ensenada hasta el Parque Nacional Hornopiren: hacia el oeste pasando por Puerto Montt o bien bajando hacia Ralún?
    En diciembre estaremos tomando el tren patagónico Viedma- Bariloche para luego cruzar a Chile por los tres lagos, tomar un tramo de la Carretera Austral, y retomar por Esquel.
    Gracias y saludos!!

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  • Pablo
    22 agosto, 2019

    Hola chicos, los sigo hace un monton por las redes, me ayudaron un muchisimoooo con sus relatos y fotografias a empezar con estos viajes. Son de mucha ayuda, asi sque les estoy muy agradecido. ¿Que costo tienen los dos barcos para hacer el cruce desde argentina a chile?
    saludos chicos

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  • dani
    11 septiembre, 2017

    Que belleza de lugares..!! La vida de viaje, es increible… como lo hacen uds….Acampar en esos bosques no tiene comparacion… Abrazo grande amigos viajeros..!! y buenas rutas….

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  • Javier
    27 agosto, 2017

    Hola! Amo los viajes y amo la pasión que le ponen en cada camino, en cada pedacito de ripio y en cada montaña. Hermosa experiencias se estan llevando. Hermosas las fotos que postean. ¿Qué camara usan? A mi también me gusta viajar mucho y estoy investigando que cámara de fotos me convendría comprar. Gracias!

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  • Darío
    26 abril, 2017

    CROSSOVER DE SUPERHEROES!!!! jajaja
    También sigo a los chicos de Nación salvaje, y encontrármelos a los 4 en un mismo relato me encantó!!!
    (Pero, entre nosotros, ustedes son mis favoritos!! 😉 jaja)
    Sus historias me hacen viajar con ustedes, me gusta mucho como las relatan y toda la info que dan sobre los recorridos y lugares. Ojalá que el próximo año pueda hacer uso de alguna de sus guías!
    Felicitaciones chicos y gracias!!!
    Y ya estoy empezando a leer el siguiente relato!!

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  • Lupe
    24 abril, 2017

    Maravilloso relato! Tengo muchas ganas de hacer esa ruta. No sé cuándo pero seguro que la voy a hacer. Gracias por compartir estas hermosas experiencias con nosotros. Abrazo!

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  • Flor
    14 marzo, 2017

    Hermoso!!! Viva la vida chicos!!!! Gracias por llevarme a viajar!!! ” no es sabio el que sabe donde esta el tesoro, sabio es el que trabaja y lo saca”.

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  • Adriana
    14 marzo, 2017

    Me encanto, tal vez me anime y lo haga, hermoso relato, amo el sur, y la vida al aire libre

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  • Magali
    14 marzo, 2017

    Me encantó…Cada vez que los leo…Es como si fueran aventuras propias…Gracias por compartir sus experiencias….

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  • Gustavo De Luca
    12 marzo, 2017

    Hola chicos… muy lindo el relato. Siempre son útiles los informes, tips, referencias… para encarar una salida. Pensaba cruzar para Chile pero me voy a recorrer los 7 lagos con dos amigos (con termo nuevo!!!) Uds. me dieron otro “empujoncito”… Disfruten la Carretera Austral y seguiremos rodando…Salud !!!

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  • Jes Garcia
    12 marzo, 2017

    Lindazooo ?y muy graciosa crónica. Algún día también quiero participar en uno de esos rituales dancisticos jaja ?. Que sigan disfrutando la carretera austral!!

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  • Fran
    12 marzo, 2017

    Muy buen relato!!! Se me pone la piel de gallina con esas fotos. Vuelvo a vivir ese paso como hace unos meses.. nosotros lo hicimos al revés. Les mando un abrazo grande y sigan subiendo estos momentos!

    Franco, Diario de Ciclistas!

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  • miguel pretini
    12 marzo, 2017

    Se puede hacer el cruce en moto???

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    • Fran
      12 marzo, 2017

      No se puede hacer en moto, solo en bici, a pie o a caballo..

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  • moni
    12 marzo, 2017

    me encanta viajar con ustedes!!!!

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  • Raúl O Leoni
    12 marzo, 2017

    Una vez más nos llenan los ojos con fotografías hermosas y relatos que pareciera que estamos pedaleando juntos. Felicitaciones y vamos por más. Saludos

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  • Luli
    10 marzo, 2017

    Wuau! buenisimo el relato cronológico y también las fotos. Hace poco leí otra cicloturista que hizo la misma ruta a la inversa, comentaba lo del barro pero no había fotos. Con uds reviví la ruta + las fotos. Amaría hacer lo que uds hacen…

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  • LIS HENRIQUEZ
    10 marzo, 2017

    Hermoso…..lo comparto.!!!!

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