Nueve meses después
Me hubiera gustado tener en el manubrio de la bicicleta un cuaderno y una lapicera para ir escribiendo todo lo que fuimos sintiendo durante esos últimos kilómetros. Pero el cóctel de sensaciones sigue tan intacto y vivo, que se ve que mi memoria registró cada instante como si hubiese tenido una cámara en la mano.
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El universo quiso que lleguemos bien lento a La Quiaca. Retrocedemos en el tiempo al sentir que estamos otra vez en Santa Cruz, no solo por su desierto sin horizonte y su vegetación típica, sino porque también a las dos de la tarde y sin margen de error, el viento norte empieza a soplar sin piedad —pero hasta él tiene otro gusto en este último tramo o quizás nosotros ya tenemos desarrollado una paciencia admirable—.
Pedaleamos cuatro días desde Humahuaca al límite con Bolivia. Cuatro días intensos, de emociones, de reflexiones, de volver un poco la mirada hacia el sur y ver todo el camino recorrido, de vernos a nosotros mismos diferentes y a la vez más firmes que nunca con la certeza de que esta es la vida que queremos vivir.
Después de pedalear toda la mañana paramos al mediodía en este santuario porque el viento no nos dejaba avanzar. Al final nos quedamos ahí y dormimos junto al Gauchito Gil, la Difunta Correa y San Expedito
Este fue nuestro “loft” en Tres Cruces. Un vagón viejo y abandonado.. pero muy cómodo
¡Llegamos a los 3700 metros de altura! (récord total)
“Cosas” que uno se cruza en la ruta
Si hay algo que no nos cansamos de repetir es que los ángeles existen y están en la ruta. A lo largo de los 6600 kilómetros que recorrimos, nuestros caminos se cruzaron con los de otras tantas personas que nos ayudaron a hacer este sueño posible y que sin saberlo, dejaron un recuerdo muy nítido en nosotros: hablar de San Rafael (Mendoza) nos hace recordar a Loty, Alfredo, Sole y Pau, si pensamos en San Juan nos devuelve las charlas con Gime Rodríguez y si nos acordamos de nuestros primeros pasos en Chubut nos acerca a Yoly y Miguel. Y acá abrimos un capítulo aparte porque estos dos seres fuera de serie fueron un sostén sin igual los últimos días de ruta.
Los conocimos en plena Ruta 40 justo en el límite norte de Santa Cruz con Chubut
Cuando la gente arriba de sus autos nos ve pedaleando tocan la bocina, nos saludan, alientan y hasta hacen mil gestos para transmitirnos su buena energía. Pero hubo un día en el que una pareja nos vio, frenó el auto en la banquina, se bajó, felicitó, sacó fotos y abrazó. Ellos que llevan los viajes en la piel y en el corazón —y que la 40 les fascina— no podían creer que estemos ahí en dos ruedas. Yoly y Miguel quedaron impactados por la aventura y nos adoptaron como sus hijos de la ruta.
Cuando volvieron de su viaje nos escribieron 20 mensajes por Facebook en los que nos pasaban información de todo tipo sobre los tramos que venían por delante, nos aconsejaban dónde parar, dónde comer, qué hacer, nos sacaban una sonrisa y nos apoyaban para que sigamos. Todavía recuerdo estas líneas que, como tantas otras, nos pusieron la piel de gallina:
Chicos, les comento que ya forman parte de nuestro comentario diario, queremos saber día a día cómo y por dónde andan. Sé que a veces es difícil hacer sus comentarios por el tiempo que les resta al descanso… no aflojen que nosotros pedaleamos también por ustedes (claro nos cansamos menos, ¿no?) Bueno espero nos encontremos de nuevo en la querida 40…
Yoly y Miguel hicieron 2000 kilómetros desde Tandil (donde ellos viven), para reencontrarnos en la ruta, esa que fue el nexo para que nos conozcamos y que nos permitió afianzar una relación tan linda que empezó con un saludo de 10 minutos y terminó en un abrazo de bienvenida el 7 de octubre de 2013, día que llegamos a La Quiaca después de nueve meses de viaje. Las personas nos sorprendieron a cada kilómetro y esta aventura no podría haber terminado de otra manera. Ellos fueron los que coronaron con dulzura y un apoyo incondicional nuestro último día de ruta.
9 meses después, Yoly y Miguel en Jujuy 🙂
¡Lindos! ¡Gracias, gracias y gracias!
¿Pueden creer que llevaban comida por si nos cruzaban en la ruta? ¡El menú fue pollo, papas fritas y ensalada!
Otra vez por el viento, tuvimos que parar en una terminal de micros en Puesto del Marqués. Sacamos un librito y nos pusimos a leer (como en casa)
Piquete norteño
*Algunas líneas que escribí en mi diario de viaje a pocos kilómetros de llegar a La Quiaca:
Ya el viaje está llegando a su fin. Cómo pasó el tiempo, ¿no? Si miro para atrás, son tantos los momentos vividos que no puedo parar de recordar.. y hoy estoy a menos de 70 kilómetros de llegar a La Quiaca. ¿Quién lo hubiera dicho? En otro momento de mi vida me hubiera parecido una locura pensar en hacer un viaje en bicicleta cruzando el país de punta a punta. Pero la vida me fue llevando a esto, o mejor dicho, yo sola fui cambiando mi rumbo sin ser muy consciente de hacia dónde me iba a llevar el camino.
Puedo distinguir tres momentos en el viaje: primero pensé que los paisajes me iban a deslumbrar y que iba a compartir con todos las maravillas de Argentina, mi país, del cual estoy completamente orgullosa. Pero después de que un abrazo de despedida me haya emocionado hasta las lágrimas, me di cuenta que a partir de ahí, las personas que conocería en el camino iban a ser las protagonistas de toda esta historia. El último y noveno mes, el “viaje” en sí pasó a tener otro lugar y trascendencia en mi vida: de conocer lugares y personas empecé a viajar hacia mi propia esencia, mi yo más profundo, que contaminado por la ciudad de la furia, el sistema y la sociedad, se vio alterado desde su raíz sin siquiera darme cuenta de ello. Cuántos seremos los que vivimos tapados de tierra y escondiendo nuestra luz por factores externos, cuando en realidad, nuestra verdadera casa está adentro.
¿Qué se siente llegar a la meta? No sé si estoy o no sintiendo algo porque creo que la meta pasó hace mucho tiempo a un segundo plano y el largo camino de 6600 kilómetros significaron mucho más que este momento.
¿Qué pienso hoy después de haber unido Ushuaia-La Quiaca en bicicleta? Sé que TODO lo que quiera lograr en la vida lo voy a poder hacer, que depende pura y exclusivamente de mí alcanzar las metas que me proponga. Nada ni nadie me va a convencer de lo contrario y quien piensa así es un verdadero mediocre que se conforma con poco.
No tengo dudas de que mi misión en esta vida es despertar, motivar, contagiar, hacer pensar, generar más preguntas que respuestas, animar. Transmitir lo que vivo y siento desde la palabra. Esa es mi verdadera pasión.
Este viaje recién empieza. Quiero seguir caminando, descubriendo otros mundos, otras vivencias y vivir desde el corazón y menos con la cabeza. Trascender lo superficial para ir a la esencia. En definitiva, esto es la vida de viaje. Un viaje donde despertar nuestras verdaderas pasiones, romper nuestros límites y cumplir nuestros sueños.
Ramiro E. Pérez
Chicos, los vengo siguiendo hace rato y la verdad emocionan con sus relatos, sus fotos, sus historias! Me convertí en un amante de la bici y cada vez que puedo hago mis trayectos, sea en Tucumán donde vivo, o como hace mes y medio atrás que hicimos Cafayate – Tafí del Valle en dos días!!! Es muy lindo y motivador haber leído todos sus post y los envidio sanamente!!! Fuerte abrazo y quien les dice algún día nos crucemos en las rutas!!!
La Vida de Viaje
Ojalá la rutavida nos cruce Ramiro! 🙂
MICHAEL
Hola chicos como estan!! la verdad que los felicito por todo lo que hicieron en bici. Estamos desarollando gracias a usted un proyecto en patines de una distancia de 4500 km a hacer en 40 dias. mas o menos. Nos gustaria comunicarnos con ustdes a fines de tener algun consejos, tips, etc …
🙂
Saludos!!
Jime Sánchez
Chicos! Ayer se hablaron todo con Andrés así que ya tienen nuestro número por cualquier cosa 😉
Abrazos y mucha buena suerte en su travesía!
Raúl
Realmente maravilloso lo que han logrado. Más allá de los kilómetros recorridos, lo importante es la experiencia de vida conseguida.
Estoy próximo a jubilarme y cuento los días para comenzar a cumplir un gran sueño: recorrer nuestra Patria por sus fronteras, pero SIN TIEMPO: admirar cada lugar, hablar con la gente, aprender de ellos…. En fin, tratar de atesorar cada momento. Lógicamente que no podremos hacerlo como Uds., pero si como Yoli y Miguel (a propósito: me gustaría tener su dirección por los consejos que nos pueden aportar).
Los felicito por su coraje, decisión y fortaleza de espíritu!!.
miguel
Hola somos Miguel y Yoly,nos gustaria contactarlos, escribime al Faceboock. saludos. https://www.facebook.com/miguelsebastian.bujosa?ref=tn_tnmn
La Vida de Viaje
Qué lindo que se dé esto! 🙂
Gracias Raúl por tus palabras, ojalá se puedan conocer con Yoly y Miguel! Abrazos para los tres.
CHAVA
F E L I C I T A C I O N E S!!!! Realmente elogiable lo conseguido, el aprendizaje interior es lo que nos queda, lo que nos hace trascender. bIENVENIDOS a la selva de cemento, la que dejaré si Dios quiere el 08 de Junio de 2014 con http://www.cruzandoidentidades.com/. Un ABRAZO chicos.-
Kombi Rutera
“Trascender lo superficial para ir a la esencia” que mejor objetivo en la vida que ese, no? La simplicidad. Un abrazo, una palabra, una mirada. Un gesto tan lindo como el de Yoli y Miguel coronan nuestras vidas.
Felicitaciones chicos! Buena vida de viaje x siempre.
Un gusto Jime haber viajado juntas a la distancia a través de las palabras.
Los abrazamos.
Maru y Martín
coty
felicitaciones jime! dos locos lindos que emocionan! te felicito de corazon, me encanto leerte todo este tiempo!
Leticia
Lloré con este ultimo relato. Como una apacionada que soy de los viajes y de la bicicleta, disfrute con ustedes de esta aventura. Por muchos viajes mas!!!!
marita y miguel
GRANDES, GRANDES CHICOS.Hermoso relato de su etapa final a la Quiaca, lo lograron con esfuerzo, empeño, y sobretodo mucha FELICIDAD, por hacerlo.Me encanto verlos en San Rafael y escucharlos y sobretodo el video, muy emotivo.Un beso muy grande y saben que siempre estaremossssssssss
nicolas
los felicito por lo que han conseguido; no me refiero a la cantidad de kilometros, ni a haber llegado a un determinado lugar, sino a poder comprender aquello que nos inspira y nos maravilla un poco todos los dias. he recorrido la patagonia en bici y a nadie puedo explicarle siquiera un poco todo lo que significa llevar adelante una empresa de este tipo.
los he seguido en cada entrada del blog y recien hoy me decido a escribirles, pero sepan que los fui soplando un poco todos los dias, ansioso de encontrar, como ustedes, una paisaje soñado, una mano amiga o un sueño que, como tal, no se hace realidad nunca y nos sigue invitando a perseguirlo por siempre.
felicidades
La Vida de Viaje
Muchas muchas gracias Nicolas 🙂
Isa
Bellísimo relato Jime. Qué gran emoción todo lo vidido, compartido y lo mucho que inspitais.
Qué grande ver cómo rompéis vuestros propios límites.
Un abrazo gigante hasta que el camino no una en uno de verdad.
Isa
La Vida de Viaje
¡Muchas gracias Isa! El camino nos va a cruzar seguro. ¡Un abrazo!
Gustavo
…y ahora como hacer para acostumbrase a la ciudad, no? Mi miedo a hacer algo como lo de Uds es no volver mas a la vida citadina, como van a reaccionar Uds?
La Vida de Viaje
Es un poco difícil volver a la ciudad, pero creemos que hay que mantener el mismo espíritu que sentimos durante el viaje. Eso no se pierde. Tenemos dos posibilidades: o nos tomamos la vuelta mal o volvemos con una sonrisa que contagie 🙂
Gustavo
Sonrisa contagiosa, sin duda. De última una buena inflada de ruedas y a salir nuevamente por otros lares…