Sabores de Mendoza: Qué hacer y ver

Para los argentinos, es la capital del vino. Para el mundo, es la séptima capital por su sabroso Malbec. En Mendoza, hay 952 bodegas de las cuales 110 están abiertas al público. Una de ellas es Vistandes, la primera bodega boutique que recorrimos. Cuando decimos boutique queremos decir que además de ofrecer vinos de autor, produce menos de un millón de litros al año a diferencia de otras bodegas más grandes. Ahí podés encontrar Malbec, Cabernet Sauvignon, Torrontés y Carménère, y el único punto de venta es en la bodega ya que su producción está destinada a la exportación.

La segunda bodega que visitamos también es boutique y se llama Viña El Cerno. Sus vinos son orgánicos y no utilizan pesticidas ni agregados. Su dueño siempre quiso tener su propia bodega y su sueño era que sus hijos trabajen con él. Toda esta historia se refleja en sus vinos: el vino “Filósofos” representa las personalidades de sus tres hijos, el “Utopía” comprueba que no existen sueños imposibles de cumplir, y el “Wayna”, que significa hombre joven, representa al nieto más joven de la familia. Estos vinos se pueden conseguir en la bodega o en vinotecas de Buenos Aires.

Ahora es el turno de degustar aceitunas y aceites con panes caseros. Vamos a Pasrai, una empresa familiar dedicada a la elaboración de frutas deshidratadas y aceites de oliva extra virgen. Probamos aceites saborizados, pastas de aceitunas y de tomates, tomates deshidratados y hasta pasas de uva al chocolate. Lo que producen es solo para consumo interno.

Nuestra última parada es la destilería A la Antigua. Mientras nos contaban su historia, comimos pancitos y probamos sus cosechas saladas. Los imperdibles: la pasta de aceituna con morrón, las aceitunas en almíbar y la pasta de morrón. Los dulces también son riquísimos, sobretodo, sus variedades de dulce de leche: con chocolate, con avellanas, con café y con coco. También probamos sus chocolates artesanales y licores: licor de chocolate con banana, de dulce de leche, de anís, de vainilla, de piña colada, con sabor a baileys y con gusto a ferrero rocher. Un placer para el paladar.