Qué hacer en Zagreb, Croacia: 5 imperdibles
1. Recorrer Plitvice Lakes, el Parque Nacional más espectacular de Croacia
“Entre los peces y los patos no sé con qué quedarme. Entre el verde del agua y el verde del bosque, tampoco. Mientras camino con un ojo en la cámara y otro ojo decidido a absorberlo todo, una familia de cascadas hace sonar la tierra. El agua brota por los lagos. Sapos. Mariposas. Pájaros. Todos en el mismo lugar y al mismo tiempo: la sincronía de la naturaleza no deja de sorprenderme”. Estas fueron las anotaciones en mi cuaderno de viaje después de conocer Plitvice Lakes, el parque nacional más lindo de Croacia.
Desde el centro de la ciudad son 135 kilómetros. En el camino parpadeo rápido: hay tantos estímulos (casas de cuento, inmensos campos verdes y una ruta que caracolea el paisaje) que mis sentidos quieren estar en todos los lugares a la vez. El verde croata tiene una profundidad brillante. Es como si ese color se comiera a todos los otros colores.
Me cuentan que en Plitvice los lagos representan solo un 1% del Parque y que el otro 99% son bosques de hayas, abetos y pinos; que tiene aproximadamente 30 mil hectáreas y que fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Camino sus senderos y me convierto en árbol. Navego sus aguas y respiro sus corrientes subterráneas. Los sonidos vuelan en el aire como mariposas. Me mimetizo con una naturaleza que parece infinita y en este cielo-suelo solo vivo el presente eterno.
Si querés contratar esta excursión, hacé click acá. Te la súper recomiendo.
2. Explorar el mundo subterráneo en las cuevas de Barać
Barać fue un guerrero que peleó contra los otomanos y según una leyenda las cuevas llevan su nombre en recuerdo a su victoria. Nos dan un casco, una linterna y empezamos a caminar por un sendero angosto que sube la ladera de una montaña boscosa. A medida que avanzamos el guía nos cuenta que hay muchísimas cuevas pero que solo podemos entrar a algunas. Que la mayoría, hoy, están cubiertas de agua.
La entrada es un túnel de piedra. El frío de las paredes se mezcla con la humedad del aire y siento un escalofrío. Nuestros pasos son lentos, pero seguros. Con la poca iluminación que hay, hay que estar atentos a las más mínimas imperfecciones del suelo. El sonido de nuestra respiración se filtra por los huecos que parecen no tener fin, hay cuevas en las cuevas; hay murciélagos lejos, pero cerca. Estalactitas apuntan de lleno a nuestros ojos y la cabeza se agacha y se mueve como puede. Nadie habla: solo se escucha la voz del guía, como si la voz viniera de un más allá muy lejano. Hay un hoyo profundo y creo recordar a alguien decir que ahí podría haber esqueletos de cuerpos humanos. Mi memoria falla. ¿Habremos estado, al menos por un rato, en otro espacio-tiempo?
3. Conocer la vieja y la nueva ciudad en bici
Aterricé en la ciudad y declaré mi amor a primera vista con la vieja. El motivo: lo que tiene historia me puede. Lo descubrí hace poco caminando por los castillos medievales de Istria, la península de Croacia. Será que mi imaginación vuela a pasos agigantados cuando tiene que visualizar cómo habrá sido la vida en aquellas épocas vestidas de muertes y nacimientos. En todo lo que miro sé que hay algo: la huella imperceptible del paso del tiempo.
En lugar de alquilar una bici y salir sola por la ciudad (yo prefiero la bici, pero si querés hacer un tour guiado a pie por Zagreb, también lo podés hacer. Hacé click acá para leer de qué se trata), decidí que quería hacer un tour guiado en grupo. Salimos desde la oficina de Blue Bike a metros de la plaza Ban Josip Jelačić, el centro neurálgico de Zagreb. Doblamos en la esquina y empiezo a tocar como loca la bocina: la gente se desparrama por las veredas como si fuesen hormigas. Pasamos por un café y Alida, la guía, me dice: “acá se sientan a tomar café por horas, no hay límites”. Y cuando me detengo a observar la situación, me doy cuenta de que hay una parsimonia en los movimientos que no deja espacio a las corridas. “En invierno pedimos algo para comer, un café y nos traen una mantita para taparnos los pies”.
Frenamos en una esfera gigante amarilla que está en el medio de un boulevard y Alida nos pregunta: “¿qué imaginan que es esto?” Me adelanto porque yo ya sé lo que es: “el Sol”. En Zagreb hay un sistema solar escondido en la ciudad: fue creado en el 2004 por el artista Davor Preis, que inspirado en ese sol hecho por el escultor Ivan Kozarić en 1971, calculó el tamaño de cada planeta y los distribuyó por diferentes lugares estratégicos de la ciudad. A mí me resultó dificilísimo encontrarlos. Y me encabroné tanto en querer al menos fotografiar tres que le pedí ayuda a un mozo (sí, no es chiste).
Pasamos por el monumento de Nikola Tesla, vemos edificios de colores amarillos por todos lados y nos cuentan que era el color de la monarquía y que por eso hay tantos, llegamos a la plaza del rey Tomislav y vemos jardines con rosas rojas, atravesamos los parques y palacios que conforman la Herradura Verde y pedaleamos hasta uno de mis lugares preferidos de la ciudad alta: la plaza San Marcos; donde está la iglesia del mismo nombre, el Parlamento y la sede de gobierno. Un desfile medieval sucede en el exacto momento en que llegamos y después, el cañonazo. Sí: al mediodía, exactamente a las 12 pm en la torre Lotrščak, un hombre, todos los días, los 365 días del año y desde hace un siglo, hace vibrar a la ciudad con un disparo.
Boom!
4. Caminar sus túneles, comprar en sus mercados y ser cazadores de su arte
Zagreb tiene secretos escondidos. Uno de ellos son los túneles construidos debajo de la tierra para sobrevivir a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Hay uno, el Grič, que fue un refugio aterrador en aquellos tiempos y hoy un pasadizo peatonal helado y sombrío donde se exponen obras de artistas locales y eventos culturales.
Unas cuadras más lejos y bajando por la calle Kamenita llegamos a la Puerta de Piedra (Stone Gate o Kamenita vrata). Esto es lo único que queda de la antigua muralla medieval que protegía a la ciudad de Gradec, hoy parte de Zagreb. El año de su creación anticipa un viaje en el tiempo: 1242. Del otro lado hay un santuario: un cuadro de una Virgen y un niño que se guarda desde hace más de 280 años por haber sido lo único que sobrevivió durante un incendio en 1731 que destruyó gran parte de la ciudad. Alrededor hay siempre velas encendidas, un absoluto silencio, rezos, promesas y mensajes de agradecimiento.
Cruzando la puerta que está del otro lado, vemos en el techo una estrella que ahuyenta brujas. La gente local dice que en 1758 quemaron a la última bruja, la número 144, y que desde que colocaron esa estrella ninguna más los visitó.
Dolac es el mercado al aire libre más grande de Zagreb. Es el punto de encuentro entre productores locales que venden sus frutas, verduras, carnes, pescados, panes, quesos y hasta souvenirs. Camino y siento olor a frutillas. Me detengo a observar cómo conversan los compradores con sus vendedores y escucho una palabra: kumica. Iva, la guía que nos acompaña en este recorrido a pie por la ciudad, me dice que cada persona siempre le compra a su productor de confianza y que esa compra es lo que ellos llaman kumica. Y lo que mejor representa a esta palabra es la escultura de una mujer campesina llevando su canasta sobre la cabeza en pleno centro de la ciudad. El mercado tiene recovecos por todas partes: se abre y se cierra, es afuera y es adentro. Las sombrillas rojas son la Dolac-señal.
En Zagreb arte es lo que sobra. Salgo con la cámara en modo safari fotográfico y me encuentro con murales en paredes, muros, maderas, piedras, escalones y puertas. Y llego al Art Park, un parque de arte al aire libre con juegos, arte en vivo y eventos culturales de noche y de día.
5. Visitar el Museo de las Relaciones Rotas
El símbolo que mejor representa la ciudad de Zagreb es el corazón. Los corazones forman parte de la ciudad. Los enamorados solían (y suelen) regalarle a sus enamoradas corazones como símbolo de amor y felicidad. Hay un corazón en particular que es el Licitar (un dulce típico de Croacia) que se pinta de rojo y en cuyo centro se coloca un mensaje y hasta (en algunas ocasiones) un mini espejo. Me contaron que esto es como decir: “te regalo mi corazón, vos mirá quién está adentro”. Por eso es que los corazones son moneda corriente en Zagreb: están pintados, están en llaveros, imanes, prendedores y murales.
Y oh casualidad, en la ciudad del corazón, existe el Museo de las Relaciones Rotas. Es decir, un museo que colecciona objetos e historias de amor sin final feliz. Comenzó en el 2006 de la mano de una pareja croata como una colección itinerante de objetos de amor donados, para pasar a ser una colección permanente en el 2010 en una casa en una esquina de Zagreb. Hay vestidos, juegos de dados, osos de peluche, autitos de juguete, corpiños, esposas, audios con los testimonios de sus protagonistas, hachas, lupas… objetos cotidianos que formaron parte de una historia de desamor que se rompió para siempre. ¿Cómo salís de un lugar así? Con el corazón en la garganta (y en mi caso, lagrimeando).
Al momento de editar las fotos del Museo tuve un problema técnico con el disco y Aniko de Viajando por ahí me salvó. Gracias ❤
BONUS. Otras actividades súper recomendadas para hacer en Zagreb
Algunos datos útiles para que planifiques tu viaje:
– Zagreb no es una ciudad cara. La moneda es el kuna (1 euro equivale a 7,43 kunas, datos de abril de 2018).
– La ciudad está conectada con buses y tranvías, pero se puede conocer a pie. Te súper recomiendo los walking tours organizados por la agencia Swanky Travel: te cuentan el detrás de escena de la ciudad sin tapujos. Si querés recorrer la vieja y la nueva ciudad en bici, podés hacerlo con la gente de Blue Bike. Y si preferís alquilar un auto, podés comparar precios y compañías acá.
– Una app para no perderte nada en la ciudad es Zagreb Be There (ideal si querés encontrar el sistema solar escondido en la ciudad que me quedó pendiente).
– Viajá conectado a Internet sin pagar roaming. Si vivís en España, Francia o Alemania, tenés disponible la SIM física de Holafly. Si no, tenés la opción de la eSIM (que te permite conectarte desde donde quieras escaneando un código QR). Con el código LAVIDADEVIAJE tenés un 5% de descuento. ¡Aprovechalo!
– Si estás buscando vuelos baratos para viajar a Zagreb, aprovechá estas promos de Turismocity. Y si todavía no decidiste cuándo viajar pero querés estar al tanto de los descuentos, descargate su APP ahora para crear alertas de precios.
– Viajé con la asistencia al viajero de Asegurá tu viaje. En su página vas a poder cotizar y comparar más de 20 compañías de asistencia al viajero y conseguir el mejor precio.
– Yo dormí en uno de los hostels más divertidos y con más onda de Zagreb y por eso lo recomiendo: Swanky Mint Hostel. Además de tener departamentos y habitaciones compartidas y privadas súper lindas, tienen un bar y una pileta de lujo.
☞ Este es un post patrocinado, pero como siempre nuestras opiniones son independientes, personales y objetivas, y están basadas en nuestra experiencia real.
Caren
Adoro Croacia, es mi pequeño paraiso en Europa 🙂
Jime Sánchez
Ay, sí. Yo lo amé ❤
Magali
Mi nombre es Magali Aguerri, quiero decirte que tus post son increibles Jime, me fascinan tus fotos y tus relatos, soy de Comodoro Rivadavia, Prov. de Chubut, Argentina, y sueño con conocer Europa con mi marido, y quién sabe por ahi quedarnos un tiempo a probar suerte, me encantaría…
Este lugar que mostraste es fascinante! son lugares imponentes, cargados de historia y belleza natural…continúa así… tus presentaciones me encantan!!…
ojalá algún dia se cumpla mi sueño…