San Rafael, un pueblo en la ciudad
Kilómetros antes de pisar San Rafael —nuestra segunda parada en suelo mendocino— nos dijeron que más que llegar a una ciudad nos encontraríamos con un “pueblo grande”. Esta idea nos quedó dando vueltas en la cabeza durante unos días… ¿Cómo será este pueblo grande? ¿Cómo nos recibirá su gente? ¿Será realmente así o es sólo una sensación?
Lo que hicimos entonces fue plantearnos un juego: recorrer San Rafael para encontrar a ese pueblo en la ciudad y así construir nuestra propia imagen de este rincón de Mendoza.
La primera impresión
Llegamos a San Rafael después de tres días de ruta. Sabíamos que una persona nos estaba esperando, alguien que hacía tiempo queríamos conocer. Nuestro primer trato con los sanrafaelinos se resume en un cálido abrazo. Paula nos esperaba con la comida lista y los oídos dispuestos para que empecemos a contarle en primera persona cómo fueron estos meses de viaje. Nos sorprendimos cuando nos contó que tenía la semana organizada con todos los lugares que quería que conozcamos y hasta salidas programadas para que no nos perdamos nada 🙂
Todo esto fue la antesala de lo que se iba a venir: intensos encuentros con gente de todas las edades que nos mostraron lo amigables y hospitalarios que son los sanrafaelinos.
Con toda la familia Gómez (Paula es la chica de botas)
Con los abuelos de Pau, Olga y Julio (alias “El Zorro”) después de un riquísimo asado
El Club (un bar como los de antes)
El primer día fuimos a dar unas vueltas por el centro. Llegamos hasta la plaza San Martín, nos sentamos en un banco y empezamos a conversar sobre todos los kilómetros que hicimos hasta ahora. “Mirá como despacito despacito ya llegamos a Mendoza”, le digo a Andrés. Al rato el frío empezó a sentirse. Nos paramos y vamos hasta un kiosco en busca de algo calentito, pero Andrés ve un bar “de los de antes” y entramos.
Ni bien cruzamos la puerta viajamos en el tiempo. Nos sentamos en una mesa, se acerca el mozo, pedimos un café cortado y sentimos las risas de cuatro amigos que están reunidos muy cerca de nosotros jugando al dominó, rodeados por otros dos que los observaban y siguen el juego con atención. Uno está concentrado, otro tararea tangos que acompañan el movimiento de sus dedos, hay uno con cara de enojado porque no logra sumar un buen puntaje y el cuarto está más allá del bien y del mal.
El aire está enviciado de un suave aroma a café. Es que en “El Club” se juegan diferentes juegos de mesa y el que pierde, paga la ronda de café. Sólo se le dan las cartas o las piezas de dominó a gente grande, los menores se quedan afuera.
Bicicletas en grandes y chicos
En San Rafael la gente ya se apropió de una porción del carril derecho en calles y avenidas. Vimos pedalear a nenes, adolescentes, adultos y abuelos. Los automovilistas están en su mundo y los ciclistas en el suyo, nadie molesta a ninguno y ambos conviven sin problemas. Muchos son “pro-bici”, otros quizás deciden movilizarse en dos ruedas por la ciudad-pueblo porque el transporte público es caro. Más allá del motivo, pedalear por San Rafael es un paseo que cada uno hace a su ritmo.
Arte en el aire (y en las calles)
Tuvimos la suerte de presenciar la primera gala de acrobacia aérea en tela el sábado 29 de junio de 2013 en la Fundación San Rafael Corazón. No pudimos dejar de admirar a todas las chicas que se subían sin miedo a las telas, alcanzaban unos cuantos metros de altura y con movimientos tan sutiles y armónicos, hacían acrobacias en el aire.
Esta también es Paulita en su faceta artística
Recorriendo un poco más, nos topamos con el movimiento “Acción Poética” que venimos viendo desde hace un tiempo en diferentes ciudades y pueblos de nuestro país. ¿En qué consiste? En algo tan simple como pintar frases en paredes blancas.
Acción Poética en Trevelin, provincia de Chubut
Las paredes también hablan en Chos Malal, una ciudad al norte de Neuquén
Esta costumbre nació en México, más precisamente en Monterrey, de la mano de un poeta mexicano hace más de 15 años. En Argentina cada vez son más los grupos que empiezan a adoptar esta intervención en el espacio público. Algunos pintan paredes de casas abandonadas, otros les piden permiso a los vecinos y hasta conversan para que les cedan espacios.
Las reglas son claras: escribir micropoesía —frases de no más de ocho palabras en color negro y sobre paredes blancas—, el movimiento tiene que perdurar en el tiempo —y no que se pinte una sola frase y listo— y no se acepta dinero sino donaciones de pinceles y pintura negra y blanca.
Estos son los mensajes que vimos en las paredes de San Rafael
Un pueblo grande
Observando con atención se pueden ver señales de que el pueblo está latente en la ciudad. Se puede sentir su vida, oler sus aromas, saborear su gusto. La gente te trata con la misma amabilidad y cariño que en aquellos pueblitos chiquitos donde todos se conocen.
El ritmo de vida en San Rafael es lento porque todos tienen un espacio y un tiempo para descansar. Cerca del mediodía se escuchan los sonidos de las persianas de metal, señal de que los comercios se toman un largo recreo —de más o menos tres horas— mientras que la gente desaparece de las calles para ir a dormir una buena siestita mendocina.
Puestos callejeros
Vieja estación de tren
Esquinas con historia
Autos viejos y bicis
Encuentros en la plaza
Más autos y más esquinas
Cosas raras
Locales como los de antes sin grandes marquesinas ni luces led
La segunda impresión
Necesitábamos juntar un poco de plata para seguir viaje así que después de desayunar, fuimos con nuestra valijita de señaladores y postales al kilómetro 0 que es donde nacen las cuatro avenidas principales.
Muchas personas pararon y conversaron con nosotros pero una se ganó nuestro corazón: venía arriba de una moto, llevaba un casquito que le quedaba pintado y sus arrugas demostraban el paso del tiempo. Justo al lado nuestro había un espacio para estacionar motos y bicicletas así que paró, se bajó, ató su moto y vino directo hacia nosotros. Así fue que conocimos a Asunción o Betty para los amigos. Una mujer de 82 años que viajó por Italia, Chile y Argentina arriba de un Citroen 3CV.
Chicos, la vida pasa muy rápido.. muy rápido pasa. Hay que vivirla así como la viven ustedes. Yo viajé por todos lados, por todos lados viajé. Tuve una vida muy dura pero es la vida que Dios me dio. Hoy cuido a mi sobrino y a una señora que es como si fuera mi comadre. Voy a comprar unos pasajes acá cerca que en unos días nos vamos a Mendoza capital y vuelvo.
Al rato Betty vuelve, charla un rato más con nosotros y vuelve a irse. Después de una hora empezamos a sentir un poco de hambre entonces guardamos todo y nos vamos a buscar un lugarcito bueno, calentito y barato para poder almorzar y encontramos una vieja estación de servicio donde vendían empanadas.
Yo entro en una especie de salón donde hay calefacción y Andrés se queda afuera esperando a que lo atiendan para hacer el pedido. En eso veo que llega la policía, charla un comisario con Andrés y después de algunas palabras, me hace un gesto para que salga. “¿Qué pasó?”, pensé. La policía se va y me dice: “¡Betty nos invitó a almorzar! La policía nos vino a buscar para decirnos la dirección de su casa porque cuando ella volvió a la esquina donde estábamos, no nos vio más.. ¿vamos?”. Sin pensarlo pedaleamos hasta su casa y con una sonrisa en la cara la saludamos y le agradecemos la invitación. “No quiero que me den las gracias, yo esto lo hago de corazón, de corazón lo hago”.
Conversamos sobre su vida, nos muestra fotos y después de almorzar compartimos un rico cafecito. Cuando nos despedimos, nos bendice y nos pide que le mandemos las fotos que nos sacamos con ella así las pone en un marquito. Betty querida, GRACIAS.
Montañas y muchos colores
La familia Gómez nos adoptó por una semana y nos llevó de acá para allá para que conozcamos algunos de los circuitos más lindos de San Rafael: la Villa 25 de Mayo —que queda a unos 25 kilómetros del centro y es donde nace la historia de San Rafael ya que en ese lugar se realizó el primer asentamiento de la zona—, Los Reyunos —recorriendo 35 kilómetros uno se encuentra con esta represa de aproximadamente 134 metros de altura y que se puede ver desde un mirador— y Valle Grande —a sólo 37 kilómetros, se llega atravesando uno de los caminos sinuosos más pintorescos que vimos hasta ahora—.
Los Reyunos
Camino a Valle Grande
Pescadores en el dique de Valle Grande
El “submarino” también en el dique de Valle Grande
* Gracias Olga, Julio, Loty, Alfredo, Pau y Sole por tratarnos tan bien y hacernos sentir como en casa 🙂 ¡Los queremos!
Victoria
Por ocurrencias se me dió por buscar sobre Mendoza y terminé acá, amé tu relato. Pasaron muchos años desde que lo publicaste, quizás las cosas cambiaron mucho, más por la pandemia del 2020, pero realmente me llegaron al corazón y me encantaria ir algun día. Saludos desde Santa Fe.
La Vida de Viaje
Hola Victoria! Que lindo que te haya generado esas sensaciones 🙂 Es verdad que pasó mucho tiempo pero lo bueno de estos lugares que justamente el tiempo pasa más lento y se mantiene la esencia. Un fuerte abrazo!
Cristian
Hola. De a poco voy descubriendo Argentina de la mano de ustedes. Soy colombiano y uno de mis viajes lo hice siguiendo sus pasos. Saludos.
Jime Sánchez
Ay, qué lindo mensaje. Gracias Cristian ❤
Liliana
Me encanto, ojala todos tubieramos las agallas de vivir con esa libertad, sin condiciones, sin estar apegados a las cosas, disfrutando cada momento, cada aventura, la gente, los lugares, pura felicidad. Los felicito ,y sigan viajando.
Daniel Ignacio Vâzquez
Hola
Conozco San Rafael, como asì tambièn gran parte de la Argentina, sì pueden visiten algunas bodegas y chacras chicas, se encontraràn con buena gente y comprenderàn el esfuerzo de vivir en y del campo, cuando los gobiernos patean en contra, asociàndose a las corporaciones que con el cultivo de soja, la minerìa a cielo abierto, estàn destruyendo la naturaleza.
Un abrazo grande.
Daniel
Ana
hola! hoy descubri su página y la verdad me lleno de emoción lo que escribieron sobre mi querido San Rafael..a pesar de algunos problemas sigue siendo esa mezcla de pueblo y ciudad que te hace sentir tan bien. Gracias por escribir algo tan lindo de esta hermosa ciudad. Que hermoso que es Valle Grande no? De más esta decir que es mi lugar preferido jeje. GRACIAS Y ÉXITOS EN SUS VIDAS!!!
La Vida de Viaje
Hola Ana! Muchísimas gracias! San Rafael es hermoso, muchísima gente linda conocimos. Y Valle Grande es único 🙂
Un abrazo grande!
Macarena Haro
Se me pone la piel de gallina! solo vi algunos post de su blog y quede maravillada. Sueño con llegar a tener ese empujoncito que me tire a la vida de viajera, pero sera que estoy tan metida en esta vida que se me hace dificil escapar. Tengo solo 24 años y se que no es tarde para empezar..
Les mando saludos y buena energia! Escribo desde Santa Cruz
Marcelo Leal
Hola chicos, maravillosa y cálida mirada sobre San Rafael, las fotos son de alta calidad en la búsqueda de lo que quieren mostrar…LA IDENTIDAD DE UN PUEBLO.
Soy arq. y admiro lo que están haciendo, sigan así no se detengan, gente como Uds. dan sentido a la vida FELICITACIONES !!!….ah y gracias por fotografiar una de mis obras El Resto Bar “La Maquina” (es la esquina frente a la estación del ferrocarril).
Saludos
Marcelo
Jime Sánchez
Hola Marcelo, muchas gracias por tu comentario!
“La Máquina” quedó espectacular 🙂 Qué bueno que el blog nos conecte.
Abrazos!
Gustavo
Me mato la historia de Betty, los hizo buscar por la poli para invitarlos a comer!!! que grosa !!
Tambien me encanto el viejo bar, como los de antes, en fin, perlitas que hacen mas increible el viaje de lo que uno puede imaginar.
Un abrazo grande desde la Villa.
Gustavo
marita y miguel
hermos este recorrido por San rafael, lo empezamos a querer por el rafa, que esta perdido, hermosas fotos y muchas gracias a todos los que los alojaron, y a seguir subiendo chicos. FUERZA Y FEEEEE
jorge ortiz
HOLA SOY JORGE ME GUSTO VUESTRO COMENTARIO SOY ASIDUO AL CLUB, AHI VAN PERSONAS A DIVERTIRSE JUGANDO AL TRUCO,AL MU Y AL DOMINO. NO HAY PELEAS, AL CONTRARIO , HAY CARGADAS.HOY ME TOCA A MI MAÑANA LE TOCA AL OTRO.
MUY LINDAS SUS FOTOS ME HUBIERA GUSTADO CONOCERLOS Y Q TENGAN UN GRAN VIAJE MUCHA SUERTE Y ESPERO ENCONTRARLOS ALGUN DIA
La Vida de Viaje
Hola Jorge! Se siente el buen y amistoso clima que hay en El Club. Tenemos pensado volver a San Rafael, asi que no faltará oportunidad de conocernos
Max Belaeff
hola. Me llamo Max. Les escribo porq un amigo me paso este articulo ya q mi papá, Michel, hace mas de 40 años que va a diario al bar El Club. El dueño, don Atilio Salinas es su mejor amigo. Mi papá va todos los dias a leer el diario y tomar algo ahí.
Es muy gratificante q se hayan llevado tan buena imagen de mi ciudad. Saludos y BUEN VIAJE
La Vida de Viaje
Hola Max! Realmente San Rafael nos encantó. Lástima que no pudimos conocer a Don Atilio Salinas, pero por suerte conocimos a otros personajes de El Club. Gracias por escribirnos!
Guido
Hola chicos! qué linda entrada! qué linda ciudad! qué linda gente! No conozco esa parte de Mendoza, se me hace que es preciosa y cálida como toda gran pequeña ciudad!
Nada más lindo que acompañar las aventuras con gente que nos suma energía a nuestros viajes, no? Betty, una genia, supongo que así quedan muchas más por cruzarse!
Los sigo leyendo, al lado, en una bici imaginaria! un abrazo grande!
La Vida de Viaje
Qué lindo lo de la bici imaginaria.. gracias! Cada vez las personas nos sorprenden más y eso es lo lindo que tienen los viajes! Un abrazo