Ser un espíritu libre
Hace unos años me definía por lo que hacía.
Era publicista.
Trabajaba en una agencia de publicidad 8 horas diarias (a veces más, nunca menos) y solo me sentía libre los sábados de siesta y los domingos de asado con amigos. De lunes a viernes respiraba a la hora del almuerzo y después de las 7 de la tarde. Así pasaban mis días. Mi libertad tenía hora de entrada y de salida.
Una mañana de primavera como cualquier otra, miré por la ventana que estaba al lado de mi escritorio y me quedé tildada frente a la gigante Buenos Aires. Mientras a mi alrededor solo se escuchaban impresoras, voces de diseñadores y dedos sobre el teclado, yo hice silencio. Me silencié como si hubiese apretado el MUTE de un control remoto.
Durante unos minutos no pude decir ni hacer nada. Estaba ida. Mis ojos caminaban por calles empedradas, se subían a las terrazas de los edificios y respiraban el perfume de las flores en las plazas. Por primera vez mi piel sintió el latido del viento. Mi cuerpo seguía entre cuatro paredes y entre personas que parecían geografías lejanas, pero mi espíritu volaba sobre una alfombra mágica invisible.
Mi espíritu se sentía libre.
En ese brevísimo viaje cósmico pensé en una de las contradicciones más grandes de la vida: nos creemos haceres humanos y no seres humanos.
Y anoté en un papel:
“Nosotros creamos las cadenas que nos atan. Creemos que las cosas nos definen y nos atamos a lo que nunca nos perteneció ni nos va a pertenecer”.
“Entonces, ¿qué es la libertad?”, me pregunté.
Y me di cuenta de que el sentir es lo que alimenta a ese espíritu-llama que se enciende cuando empezamos a volar sobre alfombras mágicas invisibles una tarde de primavera que parece ser como cualquier otra.
En ese momento en el que mi alma deambuló por las calles de una Buenos Aires que hice mía, abrí los brazos y me sentí libre. Entonces entendí que esto de la libertad es una cuestión de actitud que se siente en los pies como cosquillas que nos hacen temblar, movernos, andar. Que no me puedo dar el lujo de seguir postergando la vida que quiero vivir creyendo que voy a vivir para siempre. Que las cadenas que me oprimen las puedo abrir con el clip que sostiene las hojas de ese proyecto que está sobre mi escritorio y que nada tiene que ver conmigo. Que mi vida depende de mí y de lo que quiera vivir.
Ya no soy un hacer humano sino un ser humano.
Soy
un
espíritu
libre.
Lory
Hola un saludo desde República Dominicana , soy una mujer de 49 años , con dos hijos ya casados y una nieta , tengo desde enero sin trabajo, realmente me pase toda mi vida trabajando para mantener y educar a mis hijos , estoy tratando de buscarme y creo que soy un espíritu libre , quiero viajar por el mundo y conocerlo pero tengo varias dudas y pregunta para ti, como empiezo no tengo dinero y tendría que trabajar y viajar a la vez, para poder mantenerme, me encontré con esta pagina buscando en google para poder dar el primer paso y lanzarme a mi aventura, otro miedo que tengo no se ingles, pero la verdad necesito esto , necesito irme y encontrarme por allí , quiero conocer , comer , beber , conocer persona y aprender del mundo . Muchas gracias te saluda la Abuela que quiere encontrarse jajaj
Jime Sánchez
Lory, qué linda sos! Es difícil responder una pregunta que implica tomar decisiones porque todo es muy personal. No hay una fórmula que funcione para todas las personas, es más bien algo que cada uno y cada una adapta a su manera. Te recomiendo estos dos artículos que escribí: https://lavidadeviaje.com/autoayuda-viajera-preguntas-para-soltar-miedos-y-cumplir-suenos/ y https://lavidadeviaje.com/10-formas-de-viajar-por-el-mundo/ creo que te van a venir bien ♥